El Efecto Túnel

El ojo humano cuenta con un campo visual, que varía según cada persona, dicho campo visual se podría dividir en dos «rangos«. Uno abarca aproximadamente un ángulo de 145° y se conoce como «Visión Central«, ésta permite ver el detalle de las cosas que tenemos en frente; El otro rango se conoce como «Visión Periférica» y abarcaría los grados restantes permitiendo un ángulo de visión de 180° aproximadamente. La visión periférica, dada la composición del ojo, es más sensible a la luz y el movimiento.

Cuando conducimos, nuestro cerebro va atento a las imágenes que percibe a través de la visión central, sin embargo, cualquier movimiento que ocurra y sea captado por la visión periférica hace que se ponga alerta y, en ciertos casos, nos obliga a mirar en la dirección que nos llamó la atención. Eso ocurre cuando circulamos a una velocidad moderada ya que en la medida que la aumentamos, la visión periférica reduce su sensibilidad.

Dada la reducción de la visión periférica, producto de la alta velocidad, nuestro cerebro genera imágenes borrosas en ese campo visual, dejando más nítida la visión central pero reduciendo su agudeza aproximadamente a un ángulo de 30°, esas imágenes borrosas y esa claridad es la que se conoce como Efecto Túnel ya que da la sensación de estar al interior de uno.

Este efecto reviste un peligro al conducir ya que al no contar con la sensibilidad de la visión periférica y tener una visión central reducida, se pierden detalles como peatones o animales que pudiesen querer cruzar la calzada, señales de tránsito e incluso semáforos, dichos detalles perdidos nos restan capacidad de reacción ante un imprevisto lo que puede resultar en un accidente.

Es por este motivo que existen los límites de velocidad, para reducir accidentes causados por las imperfecciones que gatilla en nuestra visión la alta velocidad.

 

Referencias:
Instituto de la Visión
Universidad de Navarra
Conducción y Efecto Túnel